EL EVANGELIO DEL DÍA: LAS ARMAS DEL CRISTIANO CONTRA EL DEMONIO LIBRO DE JEREMÍAS 7,23-28. Así habla el Señor: Esta fue la o...
EL EVANGELIO DEL DÍA:
Esta fue la orden
que les di: Escuchen mi voz, así yo seré su Dios y ustedes serán mi Pueblo;
sigan por el camino que yo les ordeno, a fin de que les vaya bien.
Pero ellos no
escucharon ni inclinaron sus oídos, sino que obraron según sus designios, según
los impulsos de su corazón obstinado y perverso; se volvieron hacia atrás, no
hacia adelante.
Desde el día en
que sus padres salieron de Egipto hasta el día de hoy, yo les envié a todos mis
servidores los profetas, los envié incansablemente, día tras día.
Pero ellos no me
escucharon ni inclinaron sus oídos, sino que se obstinaron y obraron peor que
sus padres.
Tú les dirás
todas estas palabras y no te escucharán: los llamarás y no te responderán.
Entonces les
dirás: "Esta es la nación que no ha escuchado la voz del Señor, su Dios,
ni ha recibido la lección. La verdad ha desaparecido, ha sido arrancada de su
boca".
¡Lleguemos hasta
él dándole gracias, aclamemos con música al Señor!
¡Entren,
inclinémonos para adorarlo!
¡Doblemos la
rodilla ante el Señor que nos creó!
Porque él es
nuestro Dios, y nosotros, el pueblo que él apacienta, las ovejas conducidas por
su mano.
«No endurezcan su
corazón como en Meribá, como en el día de Masá, en el desierto, cuando sus padres
me tentaron y provocaron, aunque habían visto mis obras.»
Otros, para
ponerlo a prueba, exigían de él un signo que viniera del cielo.
Jesús, que
conocía sus pensamientos, les dijo: "Un reino donde hay luchas internas va
a la ruina y sus casas caen una sobre otra.
Si Satanás lucha
contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Porque -como ustedes dicen- yo
expulso a los demonios con el poder de Belzebul.
Si yo expulso a
los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los
discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces.
Pero si yo
expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el
Reino de Dios ha llegado a ustedes.
Cuando un hombre
fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están
seguras, pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita el arma en
la que confiaba y reparte sus bienes.
El que no está
conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.
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