Alerta sanitaria por marea roja: Consejos para consumo de mariscos previo a Semana Santa. Un niño de 3 años murió y tres adultos se encuent...
Alerta sanitaria por marea roja: Consejos para consumo de mariscos previo a Semana Santa.
Un niño de 3 años murió y tres adultos se encuentran graves tras consumir almejas contaminadas con toxinas paralizantes en la Región de Los Lagos. Experto explica que el fenómeno es de bajo riesgo en nuestra zona, aunque llama a prevenir y comprar productos del mar solo en lugares establecidos.
Créditos: Referencial
Por Diego Guerrero
REGIÓN5/4/2022 · 10:02 hs
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La Seremi de Salud Coquimbo reforzó la vigilancia en la región, con el objetivo de verificar el cumplimiento de la norma en la venta de mariscos. Esto, tras la alerta que levantó la muerte de un niño de 3 años en Calbuco, Región de Los Lagos, por consumir almejas contaminadas con toxina paralizante, extraídas desde zonas con “marea roja”.
La tragedia se produjo el domingo, cuando una familia ingirió productos del mar que les habrían regalado, dejando además de un menor fallecido, otras tres personas de gravedad. Los alimentos habrían sido distribuidos además en las regiones de Los Ríos, del Maule, Metropolitana y de Valparaíso.
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“Se debe comprar y consumir mariscos solo en lugares autorizados. La extracción de estos productos también debe ser sólo en zonas autorizadas y también conocer la procedencia de los productos que se compran y consumen”, dijo la seremi de Salud de Coquimbo, Paola Salas, reforzando el llamado a la prevención a días de Semana Santa.
La “Marea Roja”
El hecho ha generado preocupación, pero ¿de qué trata este fenómeno y qué consecuencias puede tener? El ingeniero en acuicultura, doctor en biología marina y director del Departamento de Acuicultura de la Universidad Católica del Norte (UCN), Gonzalo Álvarez, explica que aquello que conocemos coloquialmente como “marea roja” es en definitiva un fenómeno llamado “floración algal nociva”.
Esto se genera, detalla, por el desarrollo de microorganismos fitoplanctónicos que constituyen parte de las microalgas, la base del alimento en el agua. “Dentro de ese alimento hay unos grupos que son dañinos para el ecosistema y para el humano. Entre estos hay algunos dinoflagelados y algunas diatomeas, y estos pueden producir diversos tipos de toxinas marinas”, agrega.
En el caso de Los Lagos, las toxinas presentes en los mariscos que consumieron los afectados son las paralizantes. Existen otras, como la amnésica y la diarreica.
La paralizante, ahonda Álvarez, “es una neurotoxina que bloquea el potencial de acción, que es un impulso eléctrico que pasa a través de las células y nos permiten, por ejemplo, respirar o el latido cardíaco. Cuando se bloquea ese potencial de acción, se genera una parálisis y la gente muere por un paro cardiorrespiratorio”.
Esto, sostiene Álvarez, no es algo propio de la región de Los Lagos. “Generalmente hacen dolo. Van, los sacan en Aysén, los llevan a Calbuco o a otra zona, los apozan (almacenamiento en el fondo marino) y después los venden. Pero los moluscos no tienen la capacidad de eliminar la toxina de manera rápida, excepto algunos, como los ostiones (...) la toxina debe haber estado en un nivel alto y sobrepasó el limite regulatorio”, dijo Álvarez.
Situación en la región
Ayer la Subsecretaría de Pesca aclaró que no existe marea roja en ninguna costa del país, sino que los mariscos se habrían contaminado precisamente en este proceso de apozamiento para ser extraídos en Semana Santa. De ahí, la alerta de las autoridades.
¿Cuál es la situación en nuestra región? El académico Gonzalo Álvarez explica que en 2020 la UCN finalizó un estudio, financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), con participación del Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca) y el Ministerio de Salud.
La investigación tenía como fin analizar la presencia de toxinas en el norte de Chile y generar un plan de acción en la macrozona norte justamente para prevenir lo que ahora sucedió en el sur.
En este proceso, señala, se encontraron todas las toxinas, incluso la paralizante, aunque en niveles bajos.
“La encontramos en machas y en glándulas digestivas de ostión, pero en niveles bajo el límite regulatorio”, comenta. También se encontró la amnésica, más frecuente en la zona y otras en las que estudios han descartado afectación a la salud de las personas, pero sí han producido daños al ecosistema, como las varazones de jibia.
Con base en este estudio, indica el biólogo marino, se propuso fortalecer el sistema de control y centralizarlo en un laboratorio, como ocurre en el sur, donde se hace monitoreo continuo a las aguas entre Bío Bío y Magallanes.
Sin embargo, el académico explica que el mayor problema es precisamente el fenómeno ocurrido en el sur.
Actualmente existe el Programa de Vigilancia y Control de las Intoxicaciones por Floraciones Algales Nocivas, que previene por ejemplo, la exportación de productos contaminados, a través de los Laboratorios de Salud Pública Ambiental (hay uno en Coquimbo).
“Hacen análisis, no en la frecuencia adecuada y ellos lo saben, pero lo hacen y funciona, porque además hay un paralelo, que se llama Programa de Sanidad de Moluscos Bivalvos, coordinado por Sernapesca, que se aplica para todos aquellos productores que van a exportar”, indica.
Sin embargo, “hay muchas zonas donde se está generando acuicultura a pequeña escala y que no cuentan con este programa de control”, sostiene, por lo que “hay mucho conocimiento de lo que se va a exportar, pero poco de lo que nosotros consumimos”.
En este sentido, se suma al llamado a comprar en lugares establecidos y advierte que las toxinas no desaparecen de los moluscos con la cocción
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